De la cáscara de sandía, una bebida que disminuye la fatiga muscular
May 03 2016- Detalles
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Liderados por el docente e ingeniero Ricardo Durán, las estudiantes María Eugenia Villegas e Ibeth Karina Nieves, del décimo semestre de Ingeniería Agroindustrial de la Universidad Popular del Cesar, iniciaron su investigación basándose en una teoría popular en Valledupar que dice que "la cascara de la patilla contiene citrulina que servía como viagra".
Dado el alto consumo de la fruta en la capital del Cesar que genera grandes cantidades de cáscara, el popular mito se convirtió en un objeto de estudio dentro de la línea de aprovechamiento agroindustrial del Grupo Optimización Agroindustrial que coordina el profesor Durán. Las dos estudiantes presentaron su proyecto a la convocatoria de "semilleros de investigación" de la universidad.
Basándose en la información recaudada en cuanto al aminoácido L-Citrulina, encontrado en dos productos de eficiencia deportiva en China y, otro en España, planificaron un camino de análisis que comienza con la identificación de los distintos distribuidores de sandía, el nivel de consumo, procedencia de la fruta y cantidad de cáscaras producidas luego de su consumo; y, termina, en la elaboración de una bebida que no solo le ayuda al medio ambiente sino también al bienestar corporal del individuo.
Las estudiantes comprobaron que en la ciudad de Valledupar se consumen, anualmente, cerca de 2600 toneladas de sandía, provenientes, en su mayoría, del departamento del Meta. Tras varios cálculos, establecieron que el residuo alcanza las 827,37 toneladas de corteza al año.
El segundo paso de la investigación se orientó a estudiar la cáscara de la fruta, para definir sus niveles de proteínas, carbohidratos, fibras, humedad, extracto etéreo (grasa) y cenizas. Los análisis se llevaron a cabo en el laboratorio del Centro de Investigación para el Desarrollo de la Ingeniería (CIDI) de la Universidad Popular del Cesar.
Como tercer paso del proyecto, luego de haber garantizado la calidad buscada en la corteza de la fruta, se avanzó en el proceso de abstracción del aminoácido L-Citrulina, cambiar por "proceso de obtención de un extracto del aminoacido Citrulina" que se llevó a cabo mediante tres procesos distintos de extracción:"Baño María (con una solución de Ácido clorhídrico y etanol como solvente), Soxleht (con Etanol como solvente) y Centrifugación (con Ácido acético como solvente)".
Durante este paso de la investigación, el docente Ricardo Durán se encontraba en Brasil realizando su pasantía doctoral en la Universidad de Sao Paulo, donde, mediante la ayuda de la profesora Alessandra Lopes de Oliveira, directora del Laboratorio Tecnológico de Alta Presión y Productos Naturales (LTAPPN), logró conseguir aval y permiso de dos meses en este lugar para emplear dos métodos más de extracción, conocidos como SFE (Extracción por fluidos supercríticos) y PLE (Extracción por líquido presurizado).
De los cinco métodos de extracción utilizados, se hizo un análisis para la identificación del proceso que, a su vez, extrajese la mayor cantidad del aminoácido, sin riesgos para la salud del consumidor, determinándose que el de extracción por centrifugación arrojó los mejores resultados. A partir de este, se creó la bebida cambiar por se elaboró la bebida" de sandía que además del aminoácido, contiene pulpa, azúcar, conservantes y aditivos.
Adicionalmente, fue sometida a tres análisis distintos: el primero consistía en un análisis microbiológico para determinar el nivel de durabilidad de la bebida, que presentó resultados positivos dentro de los límites permitidos por la norma NTC 3549, que establece los requisitos que deben cumplir los refrescos y los concentrados de frutas.
El segundo análisis, que buscaba comprobar si la bebida sería rechazada o aceptada socialmente, tuvo como jueces a 50 personas que constataron su frescura, color, sabor y aceptabilidad. El último test se aplicó para la eficiencia de la bebida, cuyo resultado indica que sí es un potencial energético natural para quienes desarrollan actividades físicas.
Por: Juan Diego Restrepo E.
Tomado del periódico EL UNIVERSAL (20 de Abril de 2016)